El honor de trabajar en un archivo
— Acompañame al depósito-, me dijo mi jefe.
Yo lo seguí, emocionada. Alguna vez años atrás había visitado un depósito, pero esta vez era diferente porque no era turista, este era el sitio en el que yo iba a trabajar. El actuaba con naturalidad, pero a mí todo me parecía un ritual. Se colocó los guantes y empezó a desplegar ante mis ojos documentos manuscritos, de apariencia antigua, algunos no tan fáciles de leer, escritos antes de que nacieran mis abuelos y los abuelos de ellos.
Ocho años después me sigo maravillando, quizá esa sea una de mis ventajas al no ser historiadora. No me acostumbro; conservo capacidad de asombro ante ese papel que me indica que es cierto lo que me contaron en la escuela. Que de veras este país firmó un día un Tratado de Límites con Panamá y otro con Nicaragua, que Florencio Castillo fue un sacerdote que nos representó en las Cortes de Cádiz y que Juan Rafael Mora fue el hombre que le plantó cara a William Walker y sus filibusteros.
Como tantas otras cosas buenas que me han pasado en la vida, llegué al mundo de los archivos sin proponérmelo. Era 2010 y yo sentía la enorme necesidad de reinventarme a nivel profesional; entonces una puerta se abrió y yo la crucé. Así llegué a trabajar al Archivo Nacional. Hoy 9 de junio, es el Día Internacional de los Archivos y es un buen momento para contarles un poco de este quehacer que tiene que ver con documentos históricos, derechos humanos y lo que nos pasa cuando llegamos a una institución pública a buscar un papel que nos va a salvar la vida en algún trámite.
Mi carrera inicial es Ciencias de la Comunicación y los años de trabajo anteriores a 2010 los había pasado entre proyectos educativos y labores periodísticas. Así que cuando me estreno en el Archivo Nacional ignoro casi todo sobre el nuevo mundo al que me estoy mudando. No sabía, por ejemplo, que la Archivística es una carrera que se estudia en la universidad (por ahora solo en la Universidad de Costa Rica) . Y así empezó una aventura que me ha retado una y otra vez a nuevos aprendizajes. Aún hoy, sin exageración alguna, cada vez que converso con alguno de mis compañeros de trabajo aprendo algo nuevo.
Como mucha gente supone, en el Archivo Nacional se resguardan los documentos históricos más importantes de Costa Rica. Es un patrimonio que nos pertenece a todas las personas que llevamos el apellido de "costarricenses". Piense en ese lugar en que su familia guarda los documentos más importantes, los que cuentan que un día los abuelos se casaron, los que servirían para probar que se es dueño de una casa o a cargo de quién están los niños de un hogar. Bueno, de la misma forma la Nación tiene un sitio para los documentos más relevantes de la colectividad. Técnicamente, se llaman documentos con valor científico cultural.
Pero los archivos no solo son un asunto patrimonial. En estos años también he aprendido que los archivos tienen una relación directa con nuestras vidas cotidianas. Cuando funcionan bien el beneficio es enorme para la gente; pero cuando son un desorden, los platos rotos se pagan a nivel personal e incluso nacional.
Recuerdo el día en que fui a una cita de control anual al Hospital Calderón Guardia. La sala atiborrada a la que llegué como a las 7 a.m. se fue vaciando poco a poco, pero a mí no me llamaban. Cuando se acercaban las 11 a.m. me acerqué a la ventanilla para indagar y la secretaria me explicó:
— Señora, es que su expediente no aparece.
— ¿Y por qué el doctor no me atiende y luego cuando el expediente venga agregan los papeles necesarios. (¡Ah ingenuidad la mía!)
— Jamás, eso no se puede hacer.
— ¿Y si no encuentran el expediente hoy?
— Pues no podrían atenderla y habría que re programar la cita.
Mi mente solo atinaba a pensar No puede ser, estoy viviendo en carne propia uno de los ejemplos que explico cuando atiendo visitas guiadas. Tuve que ir en persona al archivo del Hospital y al final, para dicha mía, el famoso expediente apareció. Fui la última paciente de ese día, pero al menos me atendieron. No pude evitar pensar en una persona que viviera muy lejos del hospital, que tal vez hubiera tenido hasta que dormir fuera de la casa e invertir dinero en comida y pasajes para llegar y que le digan que no habrá cita porque no hay expediente.
El acceso a la información es todo un tema. Cientos, miles, de artículos se pueden encontrar en internet al respecto. Me gusta abordar el asunto desde la perspectiva de nuestras vidas diarias. Todos en algún momento nos acercamos a una institución pública a localizar información que nos interesa, y cuánto agradecemos que la información aparezca rápido, completa, confiable. De lo contrario, es muy probable que alguno de nuestros derechos se vaya a ver lesionado.
Ya una vez disfruté de las bondades de un archivo organizado el día en que tuve que navegar en el sitio web del registro civil (que por cierto, hay documentos en papel y también electrónicos). Gracias a este sitio organizado logré probar que yo soy yo y no una tocaya que tiene múltiples con la ley. Pero ese ya es tema para otra entrada.
Por el momento, celebro hoy con gran orgullo el Día Internacional de los Archivos, al lado de gran cantidad de gente que trabaja en este mundo en Costa Rica: en el Archivo Nacional, en la academia y en las instituciones públicas, solo para citar algunos ejemplos. Trabajamos para la ciudadanía y servirles es nuestra mayor satisfacción. Nos unimos a otros que desarrollan el mismo quehacer en el mundo.
Cierro con un pensamiento hermoso de Joan Boadas, un experto español director del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Girona, Cataluña. El nos visitó hace algunos años a un Congreso Archivístico Nacional. Dice don Joan que muchas veces la gente piensa que los archivos son un tema del pasado; pero es todo lo contrario, tienen que ver con el futuro. Conservamos los documentos para las nuevas generaciones. A mí, la pura verdad, me emociona pensar que mi aporte, aunque modesto, es trascendente. Trabajamos para la gente de hoy, y para la que aún no ha nacido.
¡Feliz Día Internacional de los Archivos!
Uno de los grupos que nos visitó a la celebración en el Archivo Nacional |
Comentarios