Ofensores sexuales en mi linda Costa Rica
Cuando tenía 11 años pasé unos meses en una escuela unidocente en Pérez Zeledón, en la que recibiría mi diploma de sexto grado. Era un momento de vulnerabilidad económica y social para mi familia, poco después de un terremoto que había destruido los caminos para llegar a la finca en que vivíamos y que nos había obligado a pasarnos de casa. Yo tenía 11 años y apariencia de muchacha. U na mañana, e l maestro se me quedó mirando durante el tiempo del desayuno en el comedor: - Anoche me soñé con usted, Maureen. - ¿De verdad, don? ¿Y qué se soñó?-, dije yo con toda la ingenuidad del mundo a cuestas. Sus ojos refulgieron y apareció una sonrisa maliciosa: - Ah, no. Eso no se puede contar. Hasta el día de hoy me da una rabia enorme recordar el episodio. Aunque creo que en ese momento no me indignó tanto como debía, como que procesé el asunto a los años, más adulta. Sospeché que algo no estaba bien y creo que tiempo después se lo conté a mi mamá, cuando ya vivíamos en otro puebl...