Inventario



Esta mañana abrí los ojos, viva.
Dormí en una cama,
lejos del frío.
Anoche hubo cena,
y al despertar, desayuno.

Se quemó el router y el celular casi me explota.
¿Y qué?

Hoy pude caminar.
Caminé de la mano de mis hijos.
Nos reímos de sus chistes
y me maravillé con los hechos fantásticos del mundo paralelo llamado recreo.
Compartí el café y la conversa con mi esposo,
mi mejor amigo.

Hoy tuve salud.
Disfruté el sabor del plátano maduro con frijoles molidos,
escuché el silencio del vecindario,
interrumpido tan solo por el móvil de bambú en el corredor,
y al atardecer mi piel se bañó con el viento frío posterior al aguacero.

Hay un trabajo que me aguarda el lunes,
uno que me gusta y me desafía.
Aún quedamos seres locos que creemos en el servicio público… con calidad y sonrisa.

Esta tarde recordé un regalo que me fue dado:
la comprensión de que administro mi vida.
Yes!
Puedo escoger, decido mis reacciones ante el camino que me tocó.
Y si algo no me gusta…
otra vez decido y escojo.

No soy una hojilla que flota en la poza.
¡Soy Maureen!

Soy lo que soy por dentro,
más que los chunches que me rodean,
más que los títulos académicos,
y sin duda mucho más que los veredictos de la báscula o la moda.

No crean que todo es bello en mi lista.
También hay temores,
defectos,
incertidumbres,
carencias,
angustias.
Pero yo camino con el Señor.

Siempre queda la opción de pensar que la finca de al lado es más verde,
con bosque tupido y naciente en la montaña.
Pero yo escojo agradecer por mi potrero,
disfrutarlo,
con su boñiga, florcillas silvestres y laderas bañadas en calinguero.


Hoy decido hacer inventario de bendiciones.
Hago recuento.
Bendito sea Dios,
me descubro feliz,         
                              satisfecha,
                                             agradecida, 
                                                             en paz.

                                                           .

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