Día 3. La alegría de querer

¿Recuerdan sus primeros amores, esos de infancia? ¡Con cuánta pureza se ama en esos años tempranos! Con este poema quiero celebrar la posibilidad de mantener el candor y la honestidad, y de volver a abrir las puertas del corazón, sin importar qué haya pasado anteriormente.


Si colocamos nuestra mano en forma de cuchara y cavamos en el pecho, nos daremos cuenta de que es posible quitar las hojas secas dejadas por decepciones, viejas heridas y la superficialidad que con frecuencia se impone en el estilo de vida de hoy. Al final, encontraremos a esa niña o ese niño que alguna vez amó con autenticidad, sin ninguna reserva.

Cuando llegué del colegio
Jairo Aníbal Niño (Colombia)

Cuando llegué del colegio,
me quité los zapatos,
dejé en el suelo la maleta donde cargo útiles y libros,
me senté en el viejo sofá que me gusta tanto,
llamé a mi gato para acariciarlo,
no quise almorzar ni hablar con nadie,
y le sostuve la mirada al retrato de Zico
que tengo pegado en la pared.
Más allá de la ventana pasó un color tan rápido
que sólo alcancé a ver un pedazo de pájaro o de mariposa.
Saqué del bolsillo de la camisa una hoja de cuaderno
donde ella había escrito su nombre.
Es trigueña, de trenzas, se llama Alejandra, se ríe lindo,
y tiene nueve años como yo.
Estudia en tercero A,
y al recordarla
sentí un corrientazo por dentro
como si me empezara a doler
el estómago del corazón.

Fuente: Niño, Jairo Aníbal. La alegría de querer. Poemas de amor para niños. 1era. edición, noviembre de 1993, Carlos Valencia Editores. Bogotá, Colombia.

Imagen tomada de: http://img36.imageshack.us/i/generaleslniosenamorado.jpg/

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