Mamá por elección
Imagen: Fondo de fotografía diseñado por Jcomp - Freepik.com |
La vida de mi mamá y de mis abuelas, tan cerca en el tiempo, implicó una vivencia de su condición de mujeres bastante distinta de la mía. Y una de las cosas buenas de mi historia es que yo he sido mamá por elección.
Ser mamá de Jonatán y Lucía ha sido para mí una cosa bellísima. Pero este rol tiene lo suyo, detalles invisibles que poco se mencionan en los anuncios del Día de la Madre y en las revistas color pastel que venden ropa maternal y utensilios para bebés.
Cuando Jona nació, en las primeras semanas sentí que iba a enloquecer por no dormir más de tres horas seguidas. Había leído un montón sobre cómo prepararme para la nueva etapa y había ido en primera fila al curso de preparación para el parto; pero nadie me previno de que no dormir iba a ser tan difícil, tan extenuante.
No obstante cuando me veía ahí, despierta en la madrugada, agotada, meciendo al bebé en la sala a oscuras, había un pensamiento que me reconfortaba: yo había escogido esta experiencia, estar ahí en la mecedora había sido mi elección y la respuesta a un deseo profundo del corazón mío y de mi esposo.
Digo todo esto porque la celebración del Día de la Madre (en Costa Rica es el 15 agosto) es uno de los momentos propicios para que las mujeres que han decidido no ser mamás reciban una avalancha de acoso social.
Hay diferentes escenarios. Algunas mujeres no contemplan la maternidad en su agenda y en el camino cambian de opinión. La española Pilar Jericó, cuyos textos me encanta seguir en internet, contó recientemente en su página de Facebook una parte de su experiencia con la maternidad que ejemplifica lo que estoy diciendo.
El punto es que creo que se vale detenerse a escoger, reflexionar sobre la vida que una quiere seguir y desterrar cualquier vestigio de culpa.
¿Les ha tocado la seguidilla de preguntas detestables?: “¿Ya tenés novio?”, “¿Hay fecha para la boda?”, “¿Y los bebés para cuándo?”. Podría narrar mis apreciaciones, y contar un par de anécdotas protagonizadas por campeones del irrespeto. Sin embargo la actriz Jennifer Aniston lo acaba de hacer muy bien en una carta abierta de la que quisiera robarme un párrafo:
“…somos completas con o sin pareja, con o sin hijos. Tenemos que decidir por nosotras mismas qué es bello en lo que a nuestro cuerpo se refiere. Esta decisión es nuestra y sólo nuestra. Tomemos esta decisión por nosotras mismas y por las chicas que nos miran como un ejemplo a seguir. Tomemos esta decisión de forma consciente, lejos del ruido de los tabloides. No tenemos que estar casadas o ser madres para estar completas. Tenemos que definir nuestro propio y fue feliz y comió perdiz.”Se necesita valentía para escribir un texto como este, y también para desafiar la lista ingrata que dicta cómo deberían ser ciertas cosas. Hay que tener coraje para
… salir a la calle con la convicción de que se puede ser gorda y bella,
explicar a mentes obtusas que un hijo adoptado se ama exactamente igual que uno biológico,
recordar que no es necesario casarse para ser una persona completa,
decidir que se es igualmente mujer con hijos o no,
cambiar de opinión cuando a una le dé la regalada gana.
Así que esta entrada, a propósito del Día de la Madre, la dedico a esas mujeres valientes que se han detenido a reflexionar sobre qué quieren para su vida y qué no.
Todas son bellas, completas, absolutamente mujeres.
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