Cada día es un nuevo día

Es imposible hablar de la muerte sin pensar en la vida, y viceversa.

De cuando en cuando pienso en la muerte. Sin embargo, en las últimas semanas el tema ha captado una mayor atención en mi escenario interno, donde se combina el menú de los medios con mi procesión personal.

El 28 de agosto se fue Fidel Gamboa y Costa Rica lo lloró como a uno de sus grandes; el 2 de septiembre Chile entero se volcó atónito ante el accidente aéreo en el que perdió a uno de sus rostros televisivos más queridos, todo septiembre la televisión por cable transmitió documentales sobre el 10° aniversario de los atentados contra las Torres Gemelas y en octubre se cumplen cuatro años del fallecimiento repentino de mi cuñado, Manuel.

La muerte es todo un tema, y cuando es inesperada aún más. “El gran paso”, le decía mi Tita Carmen. ¿Cuáles son sus palabras alrededor de este tema? Yo sé cuál es la mía: nostalgia. Probablemente por eso me impresionan más las partidas repentinas, que te abofetean de frente y te dejan en el shock de la incredulidad.

En mi entrada anterior mencioné a un señor que me decía que la ciencia de la vida consiste en vivir cada día como si fuera el último. Sé que esto suena a cliché por los cuatro costados; pero, ¡qué vida!, hay que reconocer que existe sabiduría detrás de estas palabras. ¿Cómo se traduce esta filosofía a la vida práctica? Les comento mi lista, y tal vez se motiven a escribir la de ustedes.

  1. No importa cuántas veces la haya visto, siempre me voy a detener a contemplar la puesta del sol.
  2. Quiero tocar a los demás con más frecuencia. Pocas cosas superan el poder terapéutico de un abrazo.
  3. Hay plata que no vale la pena ganársela, sobre todo si para ganarla debo estar menos tiempo con la gente que amo.
  4. Como la vida es corta, no quiero perder el tiempo escuchando a la gente fastidiosa y amargada, que solo sabe quejarse y refunfuñar.
  5. La vida no alcanza para leer todos los libros que quisiera, así que no me martirizaré llegando al final de aquellos que no me atraparon desde el principio.
  6. Si estoy en un potrero, en pleno verano, y me cae un rayo… pues me tocaba. No puedo controlar la caída de los rayos, pero sí puedo dormir suficiente, hacer ejercicio y alistar mi tacita para llevar ensalada al trabajo aunque esté muy cansada la noche anterior.
  7. No sé cuánto tiempo voy a estar cerca de la gente que me rodea, así que decido aprovechar cada oportunidad para dejar una huella positiva en aquellos con quienes me cruzo en mi vida diaria.
  8. Me ha costado aprender a caminar erguida, pero no me voy a rendir. Postura, Maureen, postura, como si un hilo invisible me jalara la cabeza hacia arriba.
  9. No voy a dejar que los conductores machistas, los precisados, los que amanecieron de mal genio ni los que doblan sin encender las direccionales me roben la paz del día.
  10. Siempre habrá tiempo para una taza de café, y si es con plática, mejor.
  11. Me quiero a reír, a carcajadas, todas las veces que pueda.
Quiero vivir cada día con sentido de eternidad. Cuando pienso en la muerte no puedo evitar recordar lo que el Maestro dijo: El se fue a preparar un mejor lugar para sus discípulos. Tarde o temprano llegará la mudanza, y mientras llega… ¡voy a vivir!

(*) Imagen tomada de: http://infopoeta.blogspot.com/2005/12/amanecer-de-navidad.html

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