Caminantes

Es una foto viejita, pero apropiada para la ocasión:
mi mamá, mis hermanas y yo. Soy la del collar, haciendo muecas =)

Mi familia está repleta de mujeres, cada una con sus historias y desafíos. Mis abuelas conocieron un tiempo en que tener senos era sinónimo de estar relegadas a la vida doméstica, aunque eso no le impidió a mi Tita Carmen trabajar siempre fuera de casa para mantener el hogar. Mi mamá y mis tías vivieron los convulsos 70´s, en un ambiente más ¿libre? Habría que esperar una generación más, a la mía, para acceder a otros espacios.

Yo fui la primera persona de mi  familia, hombre o mujer, tanto por la línea materna como por la paterna, que se graduó en la universidad. Lo digo con gratitud, reconociéndome, de alguna forma, heredera de los sueños de las Brenes, las Mora, las Burgos y las Herrera.

Me encanta ser mujer, aunque no ha sido fácil. He pasado por varios estadíos:  la niña estudiosa, la buena, la obediente; la transgresora, la incómoda; la complaciente, la desdibujada; la tenaz, la persistente. Esto último ha sido bueno, muy bueno, porque los maravillosos 42 en que me encuentro hoy me alcanzan en una etapa inimaginable hace menos de diez años. En ese recorrido de escenarios, en mi búsqueda, un día me topé con un espejo, y con personas muy especiales que me ayudaron a mirarme, a re-conocerme y a aceptarme. 
Hace unos pocos años, por primera vez desde que nací, me di permiso de pensar en mí misma en primer lugar y de asumir esa responsabilidad fascinante de administrar la vida propia. Fue un regalo insospechado que trajo a mis días libertad, gozo y esperanza. Parodiando ese bellísimo poema de Derek Walcott  “Un amor después del amor”, finalmente pude saludarme a mí misma al llegar a mi puerta, en mi espejo;  amé a la extraña que algún día fui para mí e hice con mi vida un festín.
Y hoy sigo caminando, aprendiendo. Continúo construyendo lo que significa para mí ser mujer, en el tiempo y el espacio en que me tocó vivir. He tratado de obtener lo mejor de los mundos que me importan:  me  interesa sinceramente mi relación con Dios, me encanta mi trabajo fuera de casa, me apasiona escribir y estudiar, soy esposa, mamá e hija, hago ejercicio (bueno, procuro), voy al súper y tengo un despertador que fielmente suena cada día, unos más temprano que otros. 
Trabajo duro, es cierto. Pero aprendí a amar el sillón los domingos por la tarde y a repartir las tareas del hogar, tengo mi frazada de ver tele y mis libros en la mesita de noche y lucho por los espacios en la agenda para el café con las amigas. 
Creo que recién comprendo lo que significa todo ese asunto de una vida integral. Entender la lección me ha costado lágrimas, literalmente. Sin embargo, para mí el equilibrio es hoy sinónimo de salud, sonrisa y paz.

Esta no es una historia mejor o peor que la de nadie. Es simplemente la mía, pero me siento orgullosa de ella. ¿Cuál es la de ustedes,  mujeres queridas que leen esto? Apuesto a que tienen una fenomenal: llena de idas y regresos, de dudas, de contradicciones, de pérdidas y ganancias,  de lágrimas y de risas que dejan sin aliento. No hay mapa, compañeras. Vamos por la vida, como baquianas valientes, machete en mano, haciendo camino. Formulamos preguntas inéditas y construimos nuevas respuestas. Por ahí vienen hijas y sobrinas con sus propios rollos. Pero sin duda alguna, y esta es una de las maravillas de ser mujer, vamos juntas, jalándonos unas a otras.



Comentarios

Unknown ha dicho que…
Muy linda reflexión Maureen!!! Gracias por compartir tu experiencia. Tienes razón es maravilloso ser mujer, seguir aprendiendo y luchando por ser felices y dignas!! Muy Feliz Día!!
Unknown ha dicho que…
Muy linda reflexión Maureen!!! Gracias por compartir tu experiencia. Tienes razón es maravilloso ser mujer, seguir aprendiendo y luchando por ser felices y dignas!! Muy Feliz Día!!
Unknown ha dicho que…
Muy linda reflexión Maureen!!! Gracias por compartir tu experiencia. Tienes razón es maravilloso ser mujer, seguir aprendiendo y luchando por ser felices y dignas!! Muy Feliz Día!!
Maureen Herrrera Brenes ha dicho que…
Gracias, Sandra. Por tus comentarios tan positivos y por tu visita al blog. Un abrazo,

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