Lecciones desde Atacama


Disculpen la reiteración, pero ¡hay que escribir sobre los mineros de Chile! Como es tanto lo que han dicho los medios, solo quiero hacer dos pequeños aportes: me encantó el sentido de excelencia que le pusieron los chilenos a las tareas de rescate y ¿qué propósitos habríamos hecho para nuestra vida futura si hubiéramos estado en una situción como esa?

Cuando el presidente Sebastián Piñera habló después del rescate dijo una expresión que me encantó, y me la pienso robar para mi propia vida: "Este rescate lo hicimos a la chilena, y eso significa que lo hicimos bien". ¡Qué maravilla, hay excelencia en América Latina! A mí,como a un montón de gente en Costa Rica, también me llegó el chiste de "Si los mineros hubieran sido ticos..." Me reí un montón, por supuesto, pensando en todas las trabas y mediocridades a las que nos enfrentamos en nuestro país.

Pero mi parte rebelde - esa, que nada contracorriente aunque me digan que me gano la cajita blanca-, no está del todo convencida de que seamos un país mediocre. ¡En Costa Rica también hay excelencia! Yo la encuentro en el personal de la escuela a la que asisten mis hijos -Costa Rica Christian School- que pone calidad en todo lo que hace, que entrega un cronograma a principio de año y lo cumplen fielmente. Encuentro excelencia en el Archivo Nacional, la institución en que trabajo, donde se planifica, el edificio está impecable y el personal dispuesto a servir al usuario. Hay excelencia en los miles de pequeños empresarios que trabajan diariamente en Costa Rica y que sacan sus negocios a punta de brete -mucho brete-, coraje y nuevas ideas.

Este es un desafío para nuestra propia vida. El país lo construimos entre todos,y si cada día abrazamos la calidad en lo que hacemos, pues construimos una Costa Rica excelente. No importa cuál sea la parte que nos toque,¡hay que hacerla bien!

En segundo lugar, quizá ustedes también lo pensaron. Si yo hubiera sido una minera, si hubiera estado en semejante hoyo bajo tierra, ¿qué propósitos de vida me habría formulado ante la posiblidad de sobrevivir, de volver a estar en la superficie, observando el cielo y al lado de la gente que amo? Las posiblidades son infinitas: pedir perdón, abrazar más, empezar un nuevo negocio, cuidar más la salud, acercarse a Dios, visitar ese sitio que siempre quisimos conocer, aprender a tocar un instrumento, dejar de fumar, disfrutar siempre de la lluvia o de la belleza de una puesta de sol...

¡Cuántos propósitos! Lo maravilloso de esta historia es que no necesitamos ser mineros atrapados para decidir cambiar, para tomar un rumbo distinto, para volver a empezar. Se los digo yo, que a mis 38 años recién aprendo a pensar en mí misma y a conocer nuevas y más saludables formas de vivir.

Para terminar, una joyita de mi libreta de citas, que le atribuyen a Gabriel García Márquez: "Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez".

Comentarios

Laura Casasa ha dicho que…
Yo también he pensado mucho en esto: ¿cómo sobrevivieron todos juntos, todos solidarios durante tantos días con la sencilla esperanza de que sí iban a ser rescatados? Tal vez en las mismas circunstancias otras personas hubieran tratado de salvarse solas o habrían perdido la esperanza y habrían tomado un camino más aliviador como el suicidio. Yo pienso que ha sido milagroso el que estas personas hayan sido una sola y hayan pensado con la cabeza y con la fe. ¡Y ahora se ponen de acuerdo para sacarle provecho a su experiencia en los medios! ¡Tremendos astutos! Un abrazo, Mau.
Maureen Herrrera Brenes ha dicho que…
Gracias, por la visita, Laura. Y sí, estos mineros dan mucho para qué pensar. Yo me alegro de que se organicen para obtener provecho de su historia, porque definitivamente es una historia única.

Entradas populares de este blog

Invierno de mis amores

Se vale soñar

¿A qué hora escribo si hay que ganarse el pan? (Rutina de escritora en América Latina)