Ticos y nicas somos hermanos


Mientras los ojos están puestos en la Isla Calero, los cancilleres corren de aquí para allá y doña Laura Chinchilla habla con los medios apelando a una solución pacífica, los ticos y nicas de a pie seguimos viéndonos las caras aquí en Costa Rica. ¿Qué cara nos hacemos? Tal vez nos miremos con desconfianza, unos pocos harán chistes y otros más se sacarán la lengua... o el dedo del centro.

Es difícil no enojarse ante la intransigencia y charlatanería exhibida por una parte de la clase política de Nicaragua. Sin embargo, los pueblos y sus gobiernos no son lo mismo, y especialmente esto aplica en el caso de los nicas cuyos gobernantes aprovechados no han logrado resolver los graves problemas de pobreza de su país.

Cuando tenemos al frente a la servidora doméstica que limpia nuestra casa, es ella; no es Daniel Ortega. Cuando conversamos con el constructor que nos sonríe con su diente revestido de corona de oro, es él; no se trata de Edén Pastora. Mientras escribo este comentario pienso en cómo se sentirían los ciudadanos alemanes durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Conozco a una señora nicaragüense que tuvo que devolver a sus hijos a Jinotepe con unos familiares, mientras ella y su esposo se quedaban aquí a trabajar, porque en la escuela los demás niños los maltrataban. Podrían haber sido niños ticos en una escuela de New Jersey.

¿Quiénes no hemos tenido contacto con nicas? Cuando me vine a vivir a San José para entrar a la universidad, con apenas 16 años y sin conocer prácticamente a nadie, mis mejores amigos fueron una gran familia nica. Con ellos me sentí amada y aceptada, quizá porque sabían lo que es llegar a un mundo en el que uno no conoce a nadie. También me encanta la poesía de Gioconda Belli y el otro día escuché una canción en la radio que me gustó muchísimo; después me enteré de que el cantante era Perrozompopo. En mi casa los frijoles y el queso tienen un lugar preferente en la mesa, y el año pasado hicimos tamales en Navidad al estilo nica, tal y como mi esposo aprendió de su abuelita, que vino de Rivas hace más de 70 años.

Que los políticos hagan lo suyo mientras los demás seguimos haciendo lo de siempre, trabajar unos al lado de otros. Nadie como un poeta para decirlo apropiadamente. En Nicaragua hay escritores grandiosos, pero este es de Costa Rica. Se llama Minor Arias Uva y lo dijo así, bajo el título de "Música de mi país":

"Yo nací en otro país,
ámame siendo extranjero.

Y si hoy no me quieres,
yo te querré primero.

¿Cuál es el país de la lombriz,
si todas nacen en la tierra?
Unas nacen después,
otras nacen primero."

Comentarios

Laura Casasa ha dicho que…
Hola Mau... Definitiva tu Nota de Esperanza. Todos somos humanos, todos somos personas. Ese poema que pusiste me recordó aquella canción de Alberto Cortés y Facundo Cabral que dice:
"No me llames extranjero, tu trigo es como mi trigo, tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego".
No sé cómo, pero debemos ser capaces de vernos como personas, como seres que necesitamos aceptación, apoyo, amor, solidaridad, comprensión. Debemos, los ticos, ser capaces de reconocer lo que hace a una persona dejar su casa, dejar su familia y buscar sobrevivir con trabajo en otro país. Ojalá podamos darnos cuenta de esto.
Maureen Herrrera Brenes ha dicho que…
Gracias por tu visita, Laura. Reconozco que no es fácil vernos con los ojos de la hermandad en este momento, y menos después de las últimas reacciones del gobierno nicaragüense. Pero aunque difícil, es posible. Estoy convencida de que con una actitud de amor y hermandad todos salimos ganando.

Entradas populares de este blog

Invierno de mis amores

Se vale soñar

¿A qué hora escribo si hay que ganarse el pan? (Rutina de escritora en América Latina)