Día 9. En patria ajena


No es fácil ser extranjero. Mis experiencias en otros países son prácticamente nulas, con excepción de un viaje de seis semanas a Ecuador, en 1993. Sin embargo, entré a la Universidad de Costa Rica con 16 años y llegué a una ciudad que no conocía y a un campus enorme, en el que no sabía como manejarme. Al igual que menciona el poema, traía "anexos de la patria en la camisa", anexos de Pérez Zeledón donde había quedado mi vida anterior.

Hoy agradezco por todos los que me han acogido cuando he sido "extranjera", "la nueva": en el barrio, en la iglesia, en la familia y, muy recientemente, en mi nuevo empleo, en el Archivo Nacional. Así como agradezco, ruego al Señor que me de esa misma sensibilidad hacia los demás, especialmente hacia los extranjeros. En esta última asignatura los ticos no sacamos muy buenas notas, apenas si pasamos y no es extraño que nos toque ir al examen de ampliación.

Viajar correctamente
Carlos Villalobos (Costa Rica)


No es fácil llegar a otra lengua
con el viento roto
y anexos de la patria en la camisa.
Hay que tener dispositivos de sol
en la mirada
o aguaceros de luna en la sangre.
No es fácil calcular las distancias o el clima,
pedir una cerveza sin saber la marca,
o simplemente subir por primera vez una escalera.
No es fácil salir por ahí
anónimo
o con un rostro estereotipo.
Hay que evitar a toda costa la palabra,
hay que caminar apagado
como caminan todos
y fingir que uno sabe leer correctamente los avisos
/ en la calle.



Fuente: Villalobos, Carlos. El primer tren que pase. Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1era. edición, 2001. San José, Costa Rica.

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